Cinco días en Marrakech.
Aterrizamos en el aeropuerto de Marrakech-Menara el domingo 20 de noviembre. Antes, en Gasteiz, cogimos el autobús que salía dirección al aeropuerto a las 2: 35 h. de la madrugara llegando a la T4 de Barajas a las 7:05 h. de la mañana. Aquí tomamos uno de los continuos autobuses que recorren, gratuitamente, las diferentes terminales (T3, T2 y T1) hasta llegar a nuestra, la T1.

En el aeropuerto de Marrakech nos esperaba un taxista con el típico cartel donde venía escrito "NEREA". Le seguimos hasta el taxi que nos trasladó al Riad Dar Beldia (15 €). Este transfer lo contratamos cuando tramitamos la reserva del Riad. También se contrató para ese día el almuerzo, ya que teníamos la intención de tomar el resto del domingo de relax.

Toda la noche sin apenas dormir en el autobús y el cansancio acumulado de la semana … y como no, los continuos aguaceros de esa tarde, no animaban a callejear por la ciudad.
Al día siguiente nos levantamos frescos y descansados. Desayunamos espléndidamente y sin prisas para después dejarnos engullir por las retorcidas calles de esta ciudad. En un principio nos acompaña una ligera lluvia que poco después cesó. Nuestro primer destino es llegar a la plaza emblemática de la ciudad, Jemaa El Fna. No muy bulliciosa, posiblemente por la hora temprana y el plomizo cielo de este mes de noviembre que amenazaba lluvia. Pero bueno, en esta vida no siempre se puede tener todo.

Recuerdo la primera sensación olfativa que tuve al salir esa mañana del Riad, .... y no era precisamente a especias. Olía a tubo de escape. Cualquiera que halla estado en esta ciudad sabe de que estoy hablando. Las motocicletas pululan por doquier y al aparecer "han de tener preferencia" porque haber quien es el guapo que no se aparta .... y no estoy hablando de los vehículos que circulan por la carretera. Tras un primer contacto con la plaza iniciamos el primer recorrido previsto para esta mañana; la mezquita de Koutoubia y sus jardines, la mezquita de Kasbah, las Tumbas de Saâdiens y para terminar el programa el inevitable espacio para el "Shopping" sin regateo en el Centro Artesanal.

Dejamos las compras en la habitación del Riad y regresamos a Jemaa El Fna donde tomamos un té a la menta en uno de las terrazas que hay en ella. Se aprovecha este momento de tranquilidad para escribir las postales que hemos de enviar a familiares y amigos.

Terminado el té y escritas las postales regresamos al bullicio del zoco y nos adentramos por una de las callejuelas. Intentamos seguir siempre rectos, evitando desvíos, para que la vuelta no se complique. Regresamos a la plaza para comer en una de las terrazas panorámicas, más concretamente en la del Cafe de France. (Comida, agua, cafés y propina 170 dinares +/- 16 €)
Después de comer decidimos regresar al Riad para descansar un poco. Llevamos toda la mañana danzando de aquí para allá y tenemos varios días para conocer la ciudad. Además el cielo cada vez está más plomizo y de hecho, muy cerca del Riad empieza a llover.
Una pequeña siesta nos reanima para el paseo de la tarde/noche. Enviamos correos electrónicos a la familia y amigos aprovechando que el wifi del establecimiento llega con buena señal a la habitación y miramos el tiempo en Internet .... que no nos da muy buenas expectativas. Bueno, nos ceñiremos al día a día a hora de decidir si hacer alguna excursión por los alrededores de Marrakech. Ya de noche salimos a cenar y nos dirigimos, por el camino aprendido, a la plaza Jemaa El Fna. Tras dar varias vueltas por la plaza decidimos dejar los restaurantes "portátiles" para otra noche más benévola y animada.

Los pocos comensales de dichos restaurantes eran gente local, aunque también encontramos algún que otro turista. Pero la noche era fresca y el techo de plástico no ofrecía mucho abrigo, así que nos dirigimos a unos de los locales de la plaza.

Al final de la cena, en otro restaurante con terraza panorámica, en vista de lo desagradable de la noche decidimos regresar al RIAD, ver un poco la ETB y descansar. Mañana será otro día .... y quizás el tiempo sea más agradable ( ... con tal que no llueva).

Y amanece otro día. Parece más luminoso que el anterior así que bajamos con risueño ánimo a desayunar. Tras el desayuno, que como el día anterior fue generoso y esplendido, salimos a la calle.

Ni el día estaba más luminoso ni había dejado de llover. En ese momento no llovía pero le faltaba el canto de un duro para que empezara a llover.

Ya con nuestro gozo en un pozo nos encaminamos hacia la plaza principal de Marrakech. Todos los días salimos del Riad, situado en el sur de la medina, hacia la medina central, donde se ubica la plaza Jemaa El Fna y el zoco.

Desde aquí se decide la ruta a seguir, pero en vista de lo desagradable que es el pasear bajo la lluvia nos pasamos el día recorriendo el Zoco y las calles que circunda la plaza.

También hacemos visitas a las diferentes terrazas de la plaza donde degustamos del té a la menta y/o café. Otro día pasado por agua.

Elegimos un nuevo restaurante para comer, en este caso al sur de la plaza, y allí estamos hasta cerca de la 16 h. el café lo dejamos para una terraza. Para las 17 h. llegamos al Riad donde descansamos un poco, visualizamos la ETB, para ver como van las cosas por el país y miramos el correo electrónico por si alguien se a acordado de nosotros.

Ya por la tarde (… o noche porque para la 17:30 h. ya está anocheciendo) salimos de nuevo rumbo a la plaza para dar un corto paseo y elegir donde cenar para más tarde regresar al Riad a dormir. Mañana será otro día … y posiblemente también lluvioso.
Y nos equivocamos. Amanece un radiante día soleado así que cambio de planes.

Hoy vamos a visitar el Jardín de Majorelles situado al noreste de la ciudad nueva, pero en nuestro camino haremos un alto en el Ciber Parc Arlet Moulay Abdessalam.
Cruzamos este peculiar parque que es visitado por la juventud de Marrakech para sus “chateos cibernéticos” y continuamos nuestro caminar hacia el jardín de diseño “Majorelle”.
Llegamos a él y realizamos el pago de su entrada (40 dinhars/pers.). Se trata de un pequeño pero curioso jardín donde el artista francés Jacques Majorelle pintaba en acuarelas y su padre, Louis, hacia los muebles.

Este trabajo en común de padre e hijo a creado este jardín. A la muerte del artista el jardín quedó en mal estado.
Tras ubicar aquí la residencia marroquí del diseñador Yves Saint-Laurent, en 1980, el jardín recuperaba su estilo.
Una vez paseado por este coqueto jardín nos dirigimos hacia la cercana y caótica estación de autobuses. Ni llegamos a entrar ya que aquello parecía una jaula de grillos. La dejamos a nuestra derecha y entramos a la Medina dejando a nuestra izquierda las puertas de los siete santos.

Poco a poco nos introducimos en este laberinto de la Medina bien orientados por el pequeño pero “utilísimo” GPS que por norma lo uso sólo para las salidas mendizale y que ha resultado de una gran utilidad para callejear en este tipo de “orografía”.

Llegamos a la plaza y buscamos un nuevo lugar para comer. ( en esta ocasión comimos por 65 Dh. con propina (59 Dh) por menos de tres euros por persona)
Tras la comida seguimos nuestro itinerario y vamos a visitar las Curtidurías. En esta época apenas se trabaja en la zona pero el hedor era más que presente.
Regresamos de nuevo a la plaza y paramos en la terraza del Café de France para tomar un relajante té a la menta.
Descansamos un poco del paseo hasta las curtidurías y disfrutamos del trasiego de género y personas de la plaza mintras degustamos un té. Después, como sigue siendo habitual, regresamos al Riad para tumbarnos un poco en la cama y hacer tiempo para la noche.
Una vez anochecido regresamos a la aborigen de la plaza con el mercado nocturno en plena ebullición (puestos de comía que se instalan al caer la noche). Cenamos ligeramente (Tajine de verduras y tortilla de champiñones) y tomamos un relajante té a la menta en la terraza del Café Alhambra. Sin apenas gente en las calles regresamos al Riad.
Y llega la mañana del jueves 24 de noviembre, es decir, nuestro último día útil en Marrakech.
Desayunamos como todos los días, espléndidamente, en el Riad y salimos a realizar el último recorrido. Visita del barrio real de la Kasba.
Iniciamos la visita al Palacio de Bahia (10 Dh.), situado muy cerca de la Plaza de los Faroles (Place des Ferblantiers). De la visita a este palacio seguimos la ruta hacia el Museo Dar Si Said (10 dh.) (Artes decorativas marroquíes). Y de vuelta, por otro camino, a la plaza.
De la plaza salimos dirección a la mezquita de Koutoubia. Paseamos por sus jardines y nos dirigimos hacia el Gran Hotel de Marrakech, La Mamounia, para tomar un té en su cafetería …. Pero al parecer hay que ir un “pelín” elegante para acceder a estas instalaciones si no eres huésped de ellas. Con un té de menos y más dirham en los bolsillos regresamos a la plaza a buscar un nuevo “Jatetxe”.
Como sigue siendo habitual tras la comida regresamos al RIAD para descansar y que no se haga tan largo el día.

Al final hemos desistido en realizar las excursiones que teníamos previstas a Essaouira y a la Kasbah de Ouarzazate ya que para las cinco empezaba a anochecer y era un absurdo pegarte una panzada de kilómetros por esas carreteras para apenas está un rato con luz.

Esta es nuestra última noche y tenemos previsto hacer algunos “extras” para terminar con los últimos dirhams, así que ya se verá en que se gastan. Para mañana viernes ya tenemos contratado en transfer que nos lleva, a las 10:30 h. al aeropuerto (15 €).
Nuestro avión sale a las 13:15 (hora de Marrakech que es una hora menos que en casa) y está prevista la llegada a Barajas a las 14:15 hora local.
El autobús que nos ha de llevar a Gasteiz sale de la terminal de la Avda. de las Américas a las 17:00 h.

Hasta barajas todo correcto, pero estuvimos casi una hora esperando a que salieran las maletas. Imaginamos que el nuestro se trataba de un vuelo de los denominados “calientes” por el tema de drogas así que es de suponer que habrán controlado las maletas una por una. A veces toca y en esta ocasión nos ha tocado esperar.
Ni que decir que perdimos el autobús de las 17:00 h. a Gasteiz, pero por suerte salía otro a esos de las 18:30 h. Al final llegamos a Gasteiz a medianoche.



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